Pocos materiales y entusiasmo ecológico son suficientes para transformar tu casa y mejorar tu dieta cosechando tus propios alimentos. Empieza ahora y disfruta de los resultados en el menor tiempo posible.
Instala fácilmente: utiliza recipientes semiprofundos, reutilizados y asegúralos creativamente a la pared. Un tip valioso es instalar tu huerto vertical contra un muro o estructura que vea hacia el sur, ya que ofrece períodos de sol más adecuados, aunque crecerán en cualquier ubicación si las cuidas bien.
Estilo verde o multicolor: seleccionar el tipo de plantas depende de tus gustos o de las estaciones; existen huertos más aromáticos y verdes; otros con hortalizas de temporada de rápido crecimiento como tomates, cebollas o apios; o huertos con frutas y verduras más variadas según el espacio.
Combinación de plantas: existen plantas que se desarrollan mejor cuando están juntas. Así, las de la misma familia como la berenjena, los tomates y el pimiento crecen fuertes; el ajo, el rábano, la cebolla y la lechuga se llevan muy bien, así como las zanahorias, el puerro, el perejil y las espinacas.
Selección del suelo: entre más oscura esté y posea restos orgánicos visibles, mejor es la calidad de la tierra que te servirá para facilitar el crecimiento y cuidados de tu huerto. Toma en cuenta que la profundidad de esta determina el tamaño final de crecimiento de tus plantas y la cantidad de riego.
Riego ideal: riega tu huerto una o dos veces por semana según la cantidad de tierra de tus macetas. Un riego frecuente propicia el desarrollo superficial de las raíces, mientras que uno irregular las obliga a buscar humedad en lo profundo. Una raíz bien desarrollada ofrecerá mejores y más nutrientes a toda la planta. Las verduras requieren más riego que las demás hortalizas.
Compost: aprovecha tus desechos orgánicos del día a día para crear una reserva de tierra abonada que te servirá para abonar y empezar un nuevo ciclo de siembra. Combina capas de tierra con elementos como hojas, tallos, cáscaras o cenizas. Evita las semillas, raíces o residuos cocidos de alimento.
¡Manos a la obra!
Logra una mejor calidad de vida con algo de espacio, esfuerzo y la satisfacción de ver crecer a estas hermosas compañeras que además ofrecen muchos beneficios para tu salud, te ayudan a ahorrar y te permiten hacer un modesto aporte al medio ambiente.
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